Esta pieza de videoarte se desarrolla con personajes y escenarios realistas, pero trae consigo un tono absurdo y fantasioso. Me dio la sensación de que maneja oscuros simbolismos y reflexiones sobre las piezas de historia del arte y la compra/venta de las mismas.

La obra empieza mostrando una escena en un parque donde un personaje cubierto de hojas realiza diferentes acciones. Primero se acerca a un zorro o lobo muerto, lo toca con un palo y pareciera que se lo come. Todo es como muy falso y bizarro, podemos ver que tiene unos guantes de boxeo de niños y también vemos un papel brillante y dorado entre las hojas. Si su objetivo es camuflarse, no es lo que sucede. Luego entra a un baño público, sale, se acuesta en el suelo y el viento se lo lleva. Me da la sensación de que es una parodia ya que vemos partes de su cuerpo y desciframos los trucos.

En la segunda escena vemos el disfraz de hojas en el suelo y un personaje que entra al plano. El lugar tiene una cortina animal print, una escalera y una mesa. Este personaje coloca una moneda (o similar) en una especie de artesanía de la cual sale humo, pero nada pasa. Luego se acerca la persona que estaba debajo de la cortina de hojas, ya que reconocemos su ropa, agarra la artesanía y se van los dos. Entran a una tienda y se compran una Moai a cambio de la artesanía. Según lo que leí, las estatuas Moai son las más famosas de la Isla de Pascua. Su nombre completo en la lengua local es Moai Aringa Ora, que traducido significa “rostro vivo de los ancestros”. A partir de aquí, nuestras protagonistas recorren varios lugares con el Moai y se hacen preguntas sobre él. Les pasan cosas sobre naturales y lo muestran de una manera trucha y desfachatada. Por último, llevan el Moai a un lugar lleno de cosas abandonadas, lo colocan en un pedestal y observan cómo una fogata se empieza a encender al lado de ellas poco a poco.

Me costó mucho identificar un tema o idea que funcionara como hilo conductor. Si bien el tono de burla se ve desde el comienzo, no logré entender cuál era el mensaje o el sujeto de burla. Me hace pensar en cuanto debe pensar el artista en el espectador. Si bien entiendo que el artista de videoarte no se rige de los convencionalismos o de las “reglas” para contar sus historias, pero me parece que deben existir pistas o mensajes que puedan ser descifrables. También me pregunto cómo habrá sido presentada esta obra, en qué contexto… Por las escenas sospecho que puede ser una reflexión sobre la apropiación cultural, sobre el peso que tienen las obras históricas o sobre la democratización de las obras de arte en general, las que permanecen en museos.